Salimos las tres peregrinas de Zumaia con destino Deba el domingo 5 de abril. Comenzábamos la ruta con un poco de preocupación ya que todas la guías de la ruta hablaban de unas subidas rompepiernas de varios quilómetros. Y así fue. Nos falto solo poner las manos en el suelo y subir a 4 patas! Menudas subidas!! Con sus bajadas del carajo que había que ir con un cuidado del Copon bendito!
Pero lo mejor fueron los fangales por los que pasamos! Madre mía, no había manera de bordearlos, o te metías hasta el sobaco o no pasabas. Las botas caladas en barro hasta el tobillo y haciendo equilibrios para no dar un resbalón y esnucarnos (del verbo esnucarse) allí mismo.
Susana y Bea decidieron entregarse, no había otra, y pasaron por tol medio del fango como si no hubiera un mañana. Pero Goretti. Bien, lo de Goretti merece una mención especial. Se tomó su tiempo. Le tenía más aprecio a sus dientes que las otras dos.
Goretti demostró ser una ingeniera en potencia y así cada paso que hacia era estudiado en términos físicos y matemáticos. Ella realmente no veía solamente un camino enfangado, ella veía un sistema cartesiano donde ubicaba el fango, el árbol más próximo, la valla del cercado, las zarzamoras, la piedra más próxima, la longitud de su pierna, el número de alpargata que llevaba, el balido de la cabra del vecino and so on ... ?? y así trazaba mentalmente las diferentes opciones para seguir avanzando. No no. Un trabajo mental brutal.
Bea y Susana que iban a piñón fijo llegaron al final del tramo y pararon a esperar a Goretti que estaba haciendo el proyecto de final de carrera de caminos canales y puertos en ese preciso momento así que para cuando Goretti dijo de llegar aquellas estaban ya hasta el mismo higo de esperar. Susana incluso hizo un uc a ver si Goretti le contestaba y la única que contesto fue una cabra que andaba por allí. Lo de Susana con los animales es algo especial.
Bien. Una vez reunidas seguimos palante y a los pocos metros nos encontramos un cajón con botes y un cartel que ponía que se vendían y que se podían coger y dejar el dinero en un bote que había allí. Vendían miel, crema de caléndula y txakoli. Cogimos unos botecitos de miel porque eran pequeñitos. Nos hubiera gustado coger txakoli pero no podíamos cargar con el. Y de crema de caléndula solo había un bote que fue para Susana que aun tenía la carita como una amapola, pero cuando abrió el bote resulta que esta ya usada! Joder! Pero quien había sido tan cutre como para abrir el bote, ponerse crema y dejarla allí!! Qué eran solo 2,50 euros!! La peña es muy cutre macho! (No habrá sido una cabra, no?? Nunca lo sabremos).
En fin, seguimos pasando penas de barro, subidas y bajadas pa haberse matao hasta que por fin llegamos a Deba con mas barro y mierda en las botas y los pantalones como para alicatar un baño.
Deba es la ciudad más sosa que os podéis imaginar, así que comimos y para la estación de tren destino a Bilbao donde llegamos a las 17.30.